Vértigo y oído interno: ¿qué relación tienen?

El vértigo es una sensación ilusoria de movimiento, generalmente descrita como si todo girara alrededor o como si uno mismo estuviera rotando, incluso estando quieto. No debe confundirse con el mareo general o la inestabilidad ligera, ya que en el vértigo la percepción de movimiento es intensa y muchas veces incapacitante. Puede durar desde segundos hasta horas y suele acompañarse de otros síntomas como náuseas, vómitos, sudoración, pérdida de equilibrio o dificultad para caminar. Aunque el vértigo puede deberse a múltiples causas, una gran parte de los casos tiene su origen en alteraciones del oído interno, el órgano encargado del equilibrio junto con la vista y la propiocepción.

El oído interno: algo más que audición

El oído interno no solo capta sonidos. Dentro de él se encuentra el sistema vestibular, una estructura compleja formada por canales semicirculares y otolitos que detectan la posición y el movimiento de la cabeza. Este sistema envía señales al cerebro que permiten mantener el equilibrio, coordinar movimientos y estabilizar la mirada durante el desplazamiento. Cuando algo en este sistema no funciona correctamente, el cerebro recibe información contradictoria que puede interpretarse como un movimiento que en realidad no está ocurriendo, y ahí es cuando se desencadena el vértigo. Por eso muchas alteraciones vestibulares se manifiestan con síntomas auditivos como zumbidos, sensación de oído taponado o pérdida auditiva, además de la inestabilidad típica.

Causas más frecuentes de vértigo relacionado con el oído

Una de las causas más comunes es el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), que ocurre cuando pequeños cristales de carbonato de calcio, llamados otoconias, se desplazan y se introducen en los canales semicirculares donde no deberían estar. Este tipo de vértigo se activa con movimientos específicos de la cabeza, como girarse en la cama o inclinarse. Otro trastorno relacionado es la enfermedad de Ménière, caracterizada por episodios de vértigo prolongado, pérdida auditiva fluctuante, zumbidos y sensación de presión en el oído. También existen laberintitis y neuritis vestibular, infecciones del oído interno que inflaman el sistema vestibular y provocan vértigo repentino e intenso. En todos estos casos, el oído interno es el epicentro del problema.

Cómo se diagnostica

El diagnóstico del vértigo de origen auditivo requiere una evaluación detallada que combine el historial clínico con una exploración física específica. El especialista puede realizar maniobras como la de Dix-Hallpike para detectar VPPB, o pedir pruebas audiométricas para evaluar si hay pérdida auditiva asociada. En algunos casos se requiere realizar videonistagmografía, que analiza el movimiento involuntario de los ojos (nistagmo), o pruebas de imagen como la resonancia magnética para descartar lesiones neurológicas. Dado que el vértigo puede tener también causas neurológicas o cardiovasculares, es fundamental una valoración precisa para determinar si el oído interno es el responsable.

Tratamientos disponibles

El tratamiento depende de la causa. En el caso del VPPB, suele bastar con realizar maniobras físicas de reposicionamiento, como la maniobra de Epley, que recoloca los otolitos en su sitio. Estos procedimientos son muy eficaces y pueden ofrecer alivio inmediato. En la enfermedad de Ménière, se recomienda controlar la dieta, reducir la sal y en algunos casos usar medicamentos diuréticos. Para episodios agudos se pueden prescribir fármacos antivertiginosos y antieméticos. Si el vértigo es causado por una infección viral, como en la neuritis vestibular, el tratamiento incluye reposo, corticoides y rehabilitación vestibular para recuperar el equilibrio. En casos crónicos, la fisioterapia vestibular ayuda a reeducar el sistema de equilibrio y a reducir la dependencia visual del entorno.

Cuándo preocuparse y consultar

El vértigo no siempre indica una enfermedad grave, pero si aparece de forma repentina, se acompaña de pérdida de audición, dolor de oído, visión doble, dificultad para hablar, debilidad en un lado del cuerpo o pérdida de consciencia, es necesario acudir de inmediato al médico. En todos los casos persistentes, recurrentes o que interfieren con la vida diaria, debe realizarse una evaluación por un especialista en otorrinolaringología o neurología. Ignorar estos síntomas o automedicarse sin diagnóstico puede retrasar el tratamiento y empeorar la calidad de vida.

Impacto en la vida cotidiana

El vértigo puede ser una experiencia profundamente limitante. Muchas personas dejan de conducir, evitan moverse rápido o reducen su actividad física por miedo a perder el equilibrio. Esto puede llevar a un aislamiento social, a cuadros de ansiedad o incluso a depresión. El impacto emocional del vértigo no debe subestimarse, sobre todo cuando es crónico o de causa no diagnosticada. Por suerte, en la mayoría de los casos el tratamiento es eficaz y permite recuperar la estabilidad y la confianza. Reconocer la relación entre el oído interno y el vértigo es el primer paso para afrontarlo con éxito.

La importancia de proteger el oído interno

Cuidar la salud auditiva no solo sirve para preservar la audición, sino también para mantener el equilibrio y la seguridad en la vida diaria. Evitar infecciones, no exponerse a ruidos excesivos, tratar adecuadamente los problemas auditivos y acudir a revisiones periódicas son medidas fundamentales para mantener un sistema vestibular en buen estado. El oído interno es un sistema complejo y delicado, y su buen funcionamiento es vital para moverse por el mundo con confianza y estabilidad.

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