Otitis: tipos, causas y cómo evitar infecciones en el oído

La otitis es una inflamación o infección del oído que puede afectar a personas de todas las edades, aunque es especialmente frecuente en niños pequeños. Puede presentarse de forma leve y pasajera o convertirse en una afección dolorosa y persistente si no se trata adecuadamente. Esta condición afecta principalmente el oído medio o el oído externo y sus causas son diversas, desde infecciones bacterianas hasta alergias o traumatismos por el mal uso de objetos dentro del oído. Reconocer sus síntomas y saber cómo prevenirla es clave para evitar complicaciones como la pérdida auditiva temporal o crónica.

Otitis externa: la “otitis del nadador”

La otitis externa es una inflamación del conducto auditivo externo, comúnmente provocada por la acumulación de humedad tras nadar o ducharse. Esta humedad favorece el crecimiento de bacterias u hongos, lo que causa dolor, enrojecimiento, picazón y, en ocasiones, secreción. Se la conoce como “otitis del nadador” porque suele aparecer tras la exposición prolongada al agua, especialmente en piscinas o playas. También puede originarse por el uso de bastoncillos o audífonos mal higienizados. En la mayoría de los casos, se trata con gotas antibióticas y medidas de higiene, pero puede volverse crónica si no se atiende correctamente.

Otitis media: la más frecuente en niños

La otitis media es la inflamación del oído medio, el espacio que se encuentra detrás del tímpano. Se produce generalmente tras un resfriado, gripe o una infección respiratoria que obstruye la trompa de Eustaquio y permite la acumulación de líquido y la proliferación de bacterias. Es habitual en niños pequeños porque sus trompas de Eustaquio son más cortas y horizontales, lo que facilita la entrada de gérmenes. Los síntomas incluyen dolor intenso, fiebre, irritabilidad y, en algunos casos, supuración si el tímpano se perfora. Si se repite con frecuencia, puede afectar la audición e interferir en el desarrollo del lenguaje.

Otitis interna: menos común pero más grave

La otitis interna, también llamada laberintitis, afecta la parte más profunda del oído y suele estar relacionada con infecciones virales. Aunque es menos frecuente, sus síntomas son más graves e incluyen pérdida de audición, vértigo, desequilibrio y náuseas. Puede surgir como complicación de una infección respiratoria o tras una otitis media mal tratada. Dado que el oído interno es responsable tanto de la audición como del equilibrio, cualquier inflamación en esta zona puede tener un impacto significativo en la calidad de vida. El tratamiento requiere atención médica urgente, y en algunos casos se administra medicación antivírica o corticosteroides.

Factores que aumentan el riesgo de otitis

Diversos factores pueden aumentar la probabilidad de sufrir una otitis. En los niños, asistir a guarderías, el uso prolongado de chupetes o biberones en posición horizontal y antecedentes familiares son factores importantes. En adultos, el tabaquismo, la exposición a ambientes contaminados, la natación frecuente o el uso inadecuado de objetos en el oído también elevan el riesgo. Las personas con alergias respiratorias o sinusitis recurrente tienen mayor tendencia a padecer otitis media, ya que estas condiciones favorecen la obstrucción nasal y la acumulación de mucosidad.

Cómo prevenir la otitis en el día a día

La prevención de la otitis comienza por una buena higiene del oído, evitando introducir bastoncillos, objetos puntiagudos o cualquier elemento que pueda dañar el canal auditivo. Después de nadar o ducharse, se recomienda secar cuidadosamente los oídos con una toalla, sin insertar nada en su interior. Para quienes practican natación con frecuencia, el uso de tapones específicos y gorros de baño puede ayudar a prevenir la acumulación de humedad. En el caso de los niños, mantener al día el calendario de vacunación, especialmente contra el neumococo y la gripe, también reduce la incidencia de otitis media.

Cuándo acudir al médico por una otitis

No todas las molestias en el oído requieren tratamiento urgente, pero es importante acudir al médico si el dolor es intenso, hay fiebre persistente, secreción del oído o pérdida de audición. En los niños pequeños, signos como llanto inconsolable, dificultad para dormir o tocarse constantemente la oreja pueden ser señales de otitis. El tratamiento dependerá del tipo de otitis, la edad del paciente y la frecuencia de los episodios. En algunos casos se indicarán antibióticos, mientras que en otros solo se requerirá control y manejo del dolor.

Complicaciones si no se trata adecuadamente

Aunque muchas otitis se resuelven sin consecuencias, ignorar los síntomas o interrumpir el tratamiento puede llevar a complicaciones como infecciones crónicas, perforación del tímpano o incluso pérdida auditiva permanente. En casos más raros, la infección puede extenderse al hueso mastoideo o al cerebro. Por eso es esencial seguir las indicaciones médicas, completar el tratamiento y realizar controles posteriores si la otitis se repite o no mejora. La audición es un sentido valioso y su cuidado merece atención desde el primer síntoma.

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