El audiólogo es un profesional de la salud especializado en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de los trastornos auditivos y del equilibrio. A diferencia de un otorrinolaringólogo, que es un médico que trata enfermedades del oído desde una perspectiva médica o quirúrgica, el audiólogo se centra en la función auditiva y en cómo mejorar la calidad de vida de las personas con pérdida de audición. Sus competencias abarcan desde la realización de pruebas auditivas hasta la adaptación de audífonos, la terapia auditiva y la educación del paciente sobre el cuidado del oído. Es una figura clave para detectar precozmente problemas auditivos y para guiar a quienes ya los tienen hacia soluciones efectivas.
Cuándo deberías acudir a un audiólogo
Muchas personas posponen la visita al audiólogo porque asumen que la pérdida de audición es algo natural con la edad o creen que los síntomas no son lo suficientemente graves. Sin embargo, hay señales claras que indican que es momento de consultar. Dificultad para seguir conversaciones, especialmente en ambientes ruidosos, subir constantemente el volumen del televisor, pedir a los demás que repitan lo que dicen o notar zumbidos persistentes en los oídos son motivos suficientes para buscar ayuda profesional. También es recomendable acudir si has estado expuesto a ruidos fuertes, si notas pérdida auditiva repentina o si tienes antecedentes familiares de problemas auditivos. Incluso sin síntomas evidentes, realizar un control auditivo de rutina a partir de los 50 años puede ser una medida preventiva muy útil.
Qué ocurre en una primera consulta
La primera visita al audiólogo comienza con una entrevista clínica, en la que se recogen antecedentes médicos, síntomas actuales y estilo de vida del paciente. A continuación, se realiza una exploración del oído externo mediante otoscopia para descartar tapones de cerumen u otras obstrucciones. Luego, se lleva a cabo una audiometría, que evalúa el umbral auditivo en diferentes frecuencias, y otras pruebas como la logoaudiometría, que mide la capacidad de comprensión del habla. En algunos casos se realizan también pruebas de conducción ósea y timpanometría, que analizan el funcionamiento del oído medio. Todos estos datos permiten al audiólogo determinar el tipo y grado de pérdida auditiva, si la hay, y proponer el tratamiento más adecuado.
El proceso de adaptación de audífonos
Si se detecta pérdida auditiva y el uso de audífonos está indicado, el audiólogo es quien guía todo el proceso. Esto comienza con la selección del tipo de audífono más adecuado según la pérdida auditiva, el estilo de vida del paciente y sus preferencias personales. Existen numerosos modelos, desde los más discretos que van dentro del canal auditivo hasta los más potentes que se colocan detrás de la oreja. Una vez seleccionado el dispositivo, se realiza un molde del oído si es necesario, y se programa el audífono para adaptarlo al perfil auditivo específico del paciente. La adaptación no es inmediata; se necesitan ajustes progresivos y sesiones de seguimiento para asegurar que el usuario se sienta cómodo y obtenga el máximo beneficio del dispositivo.
Educación y seguimiento continuo
Uno de los roles más importantes del audiólogo es el de educador. Enseña al paciente a usar correctamente los audífonos, a mantenerlos limpios, a cambiar pilas o recargarlos y a reconocer señales de mal funcionamiento. Además, ofrece estrategias de comunicación para mejorar la interacción social, como leer los labios, reducir ruidos de fondo o usar sistemas complementarios como micrófonos remotos. El seguimiento no termina con la entrega del audífono: el audiólogo programa visitas periódicas para comprobar el estado del dispositivo, hacer ajustes si cambian las necesidades auditivas del paciente y resolver cualquier duda o incomodidad. Esta relación a largo plazo es clave para mantener una audición saludable y una buena calidad de vida.
Más allá de la pérdida auditiva: equilibrio y tinnitus
El campo de actuación del audiólogo no se limita solo a la pérdida de audición. También trata trastornos del equilibrio relacionados con el oído interno, como el vértigo o los mareos, mediante pruebas vestibulares específicas. Asimismo, trabaja con pacientes que sufren de tinnitus, ese zumbido constante en el oído que puede llegar a ser muy molesto. Aunque no siempre hay cura definitiva, el audiólogo puede ofrecer terapias de habituación, dispositivos que generan sonidos relajantes o estrategias para disminuir la percepción del tinnitus. Estos servicios marcan una diferencia importante para quienes lidian con molestias auditivas que no se ven pero afectan profundamente el bienestar diario.
La importancia de acudir a tiempo
Retrasar la visita al audiólogo puede tener consecuencias más allá de la audición. Una pérdida auditiva no tratada puede afectar la vida social, generar aislamiento, aumentar el riesgo de depresión y dificultar el rendimiento laboral. Además, se ha demostrado que existe una relación entre la pérdida auditiva y el deterioro cognitivo, especialmente en personas mayores. Cuanto antes se detecte un problema, más posibilidades hay de evitar complicaciones y de mantener una vida activa e independiente. Acudir al audiólogo no solo es una forma de cuidar los oídos, sino también de preservar la salud global.
¿Quieres una versión de este artículo adaptada para folletos informativos o publicaciones de redes sociales? También puedo ayudarte con eso.